Pese a que Shohei Ohtani se quedó corto en su intento de convertirse en el primer ganador de la Triple Corona de la Liga Nacional desde 1937, la súper estrella japonesa plasmó la mejor temporada ofensiva en la historia de los Dodgers de Los Ángeles y una de las más dominantes que las Grandes Ligas haya visto jamás.
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La apuesta de Ohtani se quedó corta al irse de 4-1 en la victoria de los Dodgers por 2-1 sobre los Rockies en Coors Field. El bateador designado terminó con un promedio de bateo de .310, mientras que el venezolano Luis Arraez pareció asegurar el título de bateo con .314, a la espera del desempeño de Marcell Ozuna en la doble cartelera de hoy ante los Mets.
“Lo primero y más importante de todo es que pude jugar de manera constante durante todo el año”, dijo Ohtani a través del intérprete Will Ireton. “Estoy muy agradecido con todo el personal que me apoyó durante todo este año”.
Ohtani hizo que la temporada regular fuera interesante hasta el final gracias a una de las rachas más dominantes de su carrera. En el último juego de la zafa, extendió su cadena actual de hits a 12 juegos. Durante ese lapso, bateó de 53-29 (.547) con siete jonrones, 22 carreras impulsadas y 11 bases robadas. Con el significativo dato que se ponchó solo nueve veces durante ese período.
Un año para la historia
Luego de un invierno donde se le vinculó con muchos equipos, Ohtani firmó un contrato histórico de 10 años y 700 millones de dólares con los Dodgers, llegó a esta temporada con grandes expectativas. Al final, respondió con récords de su carrera en jonrones (54), carreras impulsadas (130), bases robadas (59), bases totales (411) y hits (197).
"No he cambiado mucho mi enfoque", dijo Ohtani. "No necesariamente intento conseguir hits, pero siempre se trata de mejorar la calidad de mis turnos al bate. Pensé que podría aumentar y mejorar mi calidad de turnos al bate más adelante", finalizó el japonés.