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Los umpires del beisbol profesional han dado mucho de que hablar en los últimos años. Resulta normal las equivocaciones leves, son humanos y también pueden errar, pero ciertos personajes intentan convertirse en los protagonistas del show por encima de los peloteros. Esto describe perfectamente a Ángel Hernández, un juez que se ha viralizado por sus constantes y garrafales desaciertos.
En la jornada dominical de este 7 de abril, fue designado para estar detrás del plato en el compromiso entre Azulejos de Toronto y Yankees de Nueva York, en casa de los Bombarderos.
Se jugaba la parte baja de la primera entrada y Gleyber Torres consumía su primer turno ofensivo del choque. Con la cuenta en tres bolas y dos strikes, el serpentinero Bowden Francis sacó el pie de la lomita justamente antes de iniciar su mecánica de lanzamiento. Inmediatamente volvió a colocarlo y soltó rápidamente la pelota.
Ángel Hernández consideró que era un envío totalmente legal. Sin embargo, eso no fue lo peor del caso. El slider llegó a 77 MPH a la goma y fue suficientemente alto como para ser considerado boleto al venezolano, pero no. El umpire se quiso robar el show cantándole el ponche al camarero de los Mulos.
Gleyber se queda sorprendido ante lo que acababa de suceder e intenta convencer al principal de lo que hizo el pitcher con su pie de apoyo. Aaron Boone sale de la cueva, le reclama a Hernández y logra una reunión entre umpires, aunque tampoco fue suficiente para que Ángel revirtiera su decisión. ¡Una vez más lo hace este señor!
Al conocer que se mantiene la sentencia, Torres se tapa la cara en señal de vergüenza y asombro.