El 7 de febrero de 1994, un día que quedará en la historia del deporte en Estados Unidos, Michael Jordan, el mejor jugador de baloncesto en esa época, firmó un contrato con los Medias Blancas de Chicago. Este movimiento inesperado marcó el inicio de una breve pero memorable carrera en el beisbol profesional.
NOTAS RELACIONADAS
La promesa a su padre
La decisión de Jordan de unirse a los Medias Blancas fue en parte una promesa que hizo a su padre, James Jordan, quien había fallecido en 1993. James siempre había soñado con ver a su hijo jugar beisbol profesional, y Michael decidió cumplir ese sueño en su honor.
De la NBA a las Ligas Menores
Aunque Jordan era una leyenda en la NBA, su paso por el beisbol fue un reto completamente diferente. Firmó con los Birmingham Barons, un equipo de Doble A en la Southern League, donde jugó 127 compromisos durante la temporada 1994. En su breve carrera en el beisbol, Jordan bateó .202, con tres cuadrangulares, 17 dobles, tres triples y 51 carreras impulsadas. Además, demostró que poseía velocidad al estafarse 30 bases ese año.
Aunque su estadía en el beisbol fue corta, el impacto de Jordan fue muy grande. Su presencia en el campo atrajo a multitudes y aumentó la popularidad del beisbol en Chicago y más allá.
Regreso al Baloncesto
En marzo de 1995, Michael Jordan anunció su regreso a la NBA y los Chicago Bulls, donde continuaría su legendaria carrera y ganaría tres campeonatos más con el equipo. Sin embargo, su experiencia en el beisbol sigue siendo un capítulo fascinante de su vida deportiva.