La superestrella bidireccional de los Dodgers de Los Ángeles, Shohei Ohtani, continuó demostrando su poderío ofensivo al conectar su séptimo cuadrangular de la temporada en el encuentro del martes contra los Marlins de Miami. El batazo de cuatro esquinas llegó en el mismo primer episodio del juego, marcando un inicio explosivo para el talentoso jugador japonés y sentando las bases para la eventual victoria de su equipo.
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La gran fuerza de Ohtani
El jonrón de Ohtani fue un batazo solitario que viajó con autoridad por todo el jardín derecho del estadio. La conexión fue tan sólida que la pelota salió disparada del bate a una impresionante velocidad de 114 kilómetros por hora (aproximadamente 70.8 millas por hora), dejando pocas dudas sobre su destino final más allá de la cerca. Este batazo no solo impulsó a Ohtani en la tabla de líderes de jonrones del equipo, sino que también representó un golpe anímico temprano para los Dodgers, quienes buscaban asegurar una victoria en su enfrentamiento contra los Marlins.
La capacidad de Ohtani para impactar el juego tanto con su brazo como con su bate lo ha convertido en una figura sin precedentes en el béisbol moderno. Su habilidad para conectar batazos de larga distancia con consistencia, combinada con su talento como lanzador abridor de élite, lo distingue como uno de los jugadores más dinámicos y emocionantes de presenciar en las Grandes Ligas. Cada vez que se para en la caja de bateo, existe la palpable expectativa de que pueda cambiar el curso del juego con un solo swing, tal como lo demostró una vez más ante los Marlins.