El lanzador de los Rangers de Texas, Max Scherzer, subirá a la lomita por trigésima vez en su carrera en un partido de playoffs. Pero no es cualquier encuentro. El veterano lanzador lo hará frente al equipo donde inició su asombrosa carrera: Los D-backs de Arizona.
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De acuerdo con el periodista norteamericano, Jeff Passan, cuando los Rangers adquirieron los servicios del experimentado lanzador, proveniente de los Mets de Nueva York, vieron en el “una fuente de intensidad y concentración en el camerino”.
“Cuando Scherzer habla, la gente escucha. Cuando él lidera, ellos lo siguen. Y cuando lanza, lo disfrutan, incluso si eso significa que el ex presidente no puede intercambiar bromas”, escribió Passan.
Dieciséis años después de su carrera en el Salón de la Fama, el brazo de Scherzer ya no produce los lanzamientos explosivos que le valieron tres premios Cy Young. Incluso, los Rangers llegaron a pensar que el veterano lanzador se perdería la postemporada, luego de que el pasado 12 de septiembre, su hombro empezó molestar.
Los médicos diagnosticaron una distensión muscular. Sin embargo, su intensidad, no sufrió ningún daño. En todo caso, ha crecido para compensar lo que le podría faltar físicamente. Por ello, Scherzer, está en esta serie mundial.
En los tres meses transcurridos desde que Scherzer se unió a los Rangers, sus nuevos compañeros se han adaptado a sus caprichos. En los cuatro días que no lanza, es un compañero de equipo consumado, y el día que lo hace, es el máximo competidor. Y si esa competitividad mantiene a la gente nerviosa, bueno, los Rangers lo ven más como una característica que como un error.
No obstante, este equipo tiene la misión de ganar su primer campeonato desde el inicio de la franquicia en 1961.