El 20 de junio de 2003 apareció en el Pro Player Stadium un joven conocido como José Miguel Cabrera de apenas 20 años de edad que venía haciendo estragos en Ligas Menores. Lo que no sabían los presentes en el parque es que estaban presenciando el inicio de la carrera de uno de los mejores bateadores de los últimos años en el mejor beisbol del mundo.
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El venezolano, estaba dominando a placer con el conjunto Carolina Mudcats, sucursal Doble A de los peces, con quienes, en 69 juegos disputados, promediaba para .365 con 97 hits, 10 jonrones y 59 remolcadas, lo que le valió el ascenso para ayudar a unos Marlins que luchaban por la clasificación.
Cabrera había fallado en sus primeros cuatro turnos del compromiso ante los Devil Rays de Tampa Bay, pero en la undécima entrada, Álex González pegó un doble al jardín izquierdo ante Al Levine mismo que sería la víctima en un turno histórico.
Como si se tratase de un guion, el destino colocó un lanzamiento en la zona de poder de Miguel Cabrera, quien mostró de qué estaba hecho y la envió a lo más profundo del jardín central para darle la victoria 36 de sus Marlins a esa altura de la campaña.
Con este batazo, el venezolano se unió a Billy Parker (1972) y Josh Bard (2002) como el tercer jugador desde los años 1900 en conectar un jonrón ganador del juego en su debut en Grandes Ligas, lo cual fue el preámbulo a lo que sería su gran campaña que finalizó en un anillo de Serie Mundial ante los Yankees de Nueva York.
20 años y poco más después, Cabrera se encuentra disputando su última temporada, que sin lugar a dudas tiene destino a Cooperstown, carrera que será recordada por su magnifica manera de batear, como uno de los mejores hiteadores latinos en la historia de las Grandes Ligas.