Cuando se habla de grandeza en las Grandes Ligas, es inevitable no pensar en Derek Jeter. Su trayectoria con los Yankees de Nueva York es una de esas historias que hace al béisbol uno de los deportes más famosos en el mundo.
Por si fuera poco, al hablar de capitán es mencionar nuevamente a este extraordinario pelotero. Desde su debut en la campaña 1995, comenzó a deslumbrar al mundo con un talento que se convertiría en puro éxito e historia en MLB.
En 20 temporadas al máximo nivel cosechó un total de 2747 juegos dispuestos, 11,195 turnos al bate, 1923 carreras anotadas, 3465 imparables, 544 dobles, 66 triples, 260 cuadrangulares, 1311 remolcadas, 358 bases robadas, 1082 boletos y un promedio ofensivo de por vida de .310.
Muchos son los momentos que se pueden recordar del mítico número 2 de los Yankees de Nueva York. Sin embargo, en esta oportunidad hay que hablar única y exclusivamente de la temporada del año 2000.
Jeter hace historia en el 2000
Antes de mencionar lo especial que fue esta zafra para el campocorto. Es vital mencionar y recordar que tiene en su palmarés cinco Series Mundiales ganadas, 14 Juegos de Estrellas, cinco Guantes de Oro y cinco Bates de Plata.
Pero una de las cosas más impactantes es que, en la temporada 2000, se convirtió en el único jugador en ganar el MVP del juego de las estrellas y MVP de la serie mundial de la misma temporada.
En dicho año, disputó 148 juegos, anotó 119 carreras, seguido de 201 sencillos, 31 dobles, cuatro triples, 15 cuadrangulares, 73 remolcadas, 22 bases robadas, 68 boletos y un extraordinario promedio de .339.
Sin duda alguna, esta es una de las diversas razones por la que Derek Jeter es uno de los peloteros más emblemáticos, queridos y exitosos en las últimas décadas dentro del mejor béisbol del mundo.