Tiffanny Cornejo
Jamás haber faltado, ni un solo día, a tu lugar de trabajo, debe ser un récord que pocos seres humanos posean y más cuando hablamos de 23 años en una misma empresa. Es el caso de Javier Bracamonte, cátcher de bullpen de los Astros de Houston, franquicia con la que posee dos anillos de Serie Mundial.
El venezolano, quien vistió la camiseta de Venezuela como parte de staff técnico de Omar López en el Clásico Mundial, parece haber hecho un pacto con los contratiempos, gripes y malestares para ser un fijo en sus años de labor con el equipo.
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“Ni en la pandemia falté”, relata el criollo quien robustece este compromiso para la segunda mitad de campaña, donde tiene como meta reeditar el título y, con la llegada de Justin Verlander, reafirma que el abridor es la pieza que estaba haciendo falta para dar mayor profundidad al cuerpo de lanzadores del equipo.
“Sí, era una pieza que quizás nos estaba faltando, su regreso nos da buena profundidad pues además ya recuperamos a Urquidy. Verlander con los Mets ya le ganó a los Yankees y justo ahora vamos a empezar esta serie ante ellos”, expresa quien está conforme con el beisbol mostrado por los Astros, pese a estar una casilla debajo de los Rangers en su división.
“La división se fortaleció por nosotros”
“Esta división se fortaleció y ha sido más competitiva por nosotros, gracias a que ganamos la Serie Mundial. No sólo es Texas, también los Angelinos”, acota para quien la clave de sobrellevar bajas momentáneas como la de Altuve y Yordan Álvarez ha estado en la experiencia del manager.
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“Por Verlander no recibí mi primer anillo de campeón”
Bracamonte es un libro de vivencias en la MLB, donde puede decir que fue cátcher particular de Roger Clemens y suma 7 All Star Game, siendo ese último el que desarrollo este año, donde estuvo como cátcher en el HR derby.
Dentro de sus mil anécdotas, recuerda que, en la ceremonia para recibir el anillo de campeón del 2017, quedó por fuera por estar calentando a Verlander. “Él tiene un cronograma más prolongado de calentamiento y ese día cuando me llamaron no salí porque estaba trabajando con él. Pero este año tomaron sus previsiones y me llamaron entre los primeros”. Recuerda entre risas.
Acuña es un niño en cuerpo de hombre
Su trabajo cerca de Ronald Acuña en el Clásico le hizo respetarlo más. “Te cambia la perspectiva cuando lo ves trabajar. Él es un niño en cuerpo de hombre por cómo se disfruta su juego y cada práctica. Es un abusador jugando, pero en el club house es un chamo callado, tranquilo, muy centrado”, relata quien cree que el de La Sabana sí llega a los 40 HR en la temporada.
Por más vivencias
La semana que viene sumará una vivencia más, ir a la Casa Blanca en la visita de los Campeones al presidente de los EEUU. Sin embargo, más allá de conocer personalidades, él solo espera seguir disfrutando su trabajo lo que lo hace poseer ese récord de no tener ni una ausencia en 23 de años de labor.
