Hace exactamente 39 años, el 12 de agosto de 1984, el campocorto que estuvo durante 18 temporadas en la MLB Luis Aparicio fue exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown, convirtiéndose en el primer venezolano en recibir la gloria y el tercer latinoamericano. A lo largo de su trayectoria, fue capaz de llegar a los 2677 imparables, 83 jonrones, 791 carreras impulsadas, 1335 anotadas y 506 bases robadas. Asimismo, levantó 9 Guantes de Oro y participó en 13 oportunidades en el Juego de Estrellas.
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Hizo su debut en la Gran Carpa en el año 1956 con los Medias Blancas de Chicago, equipo con el que permaneció hasta 1963. Estando en el punto más alto de su carrera, decidió firmar con los Orioles de Baltimore hasta 1967, un periodo en el que tuvo la posibilidad de levantar su primer y único trofeo de Serie Mundial (en 1966). Cuando terminó su contrato con el conjunto de los pájaros anaranjados volvió a la organización con la que había debutado y estuvo uniformado con ella por 3 campañas más para, finalmente, cerrar su paso por las Grandes Ligas con los Medias Rojas de Boston de 1971 a 1973.
A todas estas, en cada una de las temporadas que disputó en la mejor liga del mundo de beisbol, destacó por su formidables aptitudes de bateador de contacto y por su extraordinaria calidad con el guante, esta última la característica que más lo diferenciaba del resto, pues llegó a ser, durante mucho tiempo, el mejor defensor de la liga.
En su paso por la Liga Venezolana de Béisbol Profesional también dejó un legado que nunca será olvidado. Vistió los colores de los Tiburones de La Guaira, Cardenales de Lara, Águilas del Zulia, Leones del Caracas y Gavilanes de Maracaibo. Luego, incursionó en la liga como manager y llegó a estar al mando de Cardenales de Lara, Águilas del Zulia, Navegantes del Magallanes, Petroleros de Cabimas y Tiburones de La Guaira.