El sueño de todo joven que da sus primeros pasos en el beisbol es conseguir una firma para ser jugador profesional pero también está la otra acera, la de los cazatalentos que busca que el jugador que firma termine en la mejor pelota del mundo, las Grandes Ligas.
Los carreras de Miguel Cabrera y Miguel Ángel García están ligadas desde hace más de 24 años, donde el entonces ojeador de los Marlins de Florida hacía seguimiento a un joven espigado que conectaba la bola como si de un jugador veterano se tratara, ese que no solo estaba en la mira de los peces sino también, de Mellizos, Dodgers y Bravos de Atlanta.
Según el reporte que envió García a su organización, el muchacho tenía futuro, "cuerpo grande, brazos y piernas largos, manos grandes tipo Troy Glaus, tiene instinto y habilidades para batear .300 y dar más d 25 jonrones, tiene herramientas para ser guante de oro en 3B". Informaba el ex pelotero.
Para complementar la información, otro scout de los Marlins hacía el análisis del prospecto, ese era Louie Eljaua, quien recién se encargaba del departamento de scouts internacionales del equipo de La Florida, este manifestó, "Alto, delgado, rapidez en las manos, mucha fuerza, lanza con exactitud, el bate su mejor herramienta, un show, swing con fuerza y rapidez, gran sentido del juego".
La puja por la joya del año 1999 llegaría a su fin cuando un aún "miguelito" estampaba su rubrica con los Marlins, a cambio de ello, estos últimos entregarían al joven la impresionante suma de 1.8 millones de dólares de bono.
El tiempo simplemente les dio la razón a ambos cazatalentos que ahora se desempeñan como vicepresidente de operaciones internacionales de los Cachorros de Chicago en el caso de Eljaua, mientras que García trabaja con los Tigres de Detroit como encargado de la operaciones en América Latina.
Por su parte de Miguel no hay mucho más que decir, cada día que pasa agiganta más su legado y todos estaremos con el foco puesto en su última semana de acción, en una carrera profesional que arrancó ese julio 2 de 1999.