La implementación del reloj de lanzamiento en las Grandes Ligas significó un antes y un después. El beisbol que conocíamos ya no existe y ahora nos encontramos en una etapa de acostumbrarnos a la modernidad.
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Pero los aficionados no son los únicos que deben adaptarse a las nuevas medidas, sino que principalmente los jugadores son los que tienen que ajustarse de acuerdo a las situaciones de juego.
Los lanzadores, en cierta medida, son los más perjudicados con la aplicación del reloj en la MLB. La fuerza que deben ejercer para realizar cada pitcheo es increíble, por lo que llevarla a cabo con más frecuencia provoca un desgaste precoz de los serpentineros.
Por esa razón, los pitchers deben rebuscarse y rozar las leyes para tratar de “gastar tiempo” antes que se ponga en marcha el reloj (empieza el conteo regresivo cuando el lanzador tiene posesión de la pelota).
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El derecho de los Mellizos de Minnesota, Joe Ryan, tuvo que “fingir” al colocar su guante en el piso y realizar movimientos con sus brazos simulando una molestia, para que así el reloj no se activara y extender el tiempo de espera en el plato de Maikel García, el venezolano de los Reales de Kansas City.