Omar Narváez llegó a un pacto con los Mets de Nueva York, para reforzar una posición que de buenas a primeras, parecía bastante cubierta. Su coterráneo, el prospecto Francisco Álvarez parece ser el futuro de los neoyorquinos en la posición, luego de un temprano debut en las Grandfes Ligas, que incluso lo llevó a la postemporada.
No obstante, los Mets buscaban con Álvarez, una mejora en la ofensiva. Si en algo ha destacado, es con el madero. No del todo detrás del plato, aunque lanzadores de la talla de Jacob DeGrom y Max Scherzer han apuntado los avances del joven venezolano. Aun así, el equipo de Queens lo que busca con Omar Narváez en la receptoría es solidez y manejo de los lanzadores. No es un bate nada despreciable, con línea ofensiva de por vida en .258/.343/.386 y OPS de .728, con 51 vuelacercas en su periplo por la MLB.
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Aparte de su correcto desempeño con el madero, Omar Narváez ha mostrado que es un maestro del arte del mascoteo. Esto, junto a una buena relación al manejar a los lanzadores desde la lomita. Algo vital para un equipo en contienda como los Metropolitanos, que sobre todo en la zafra anterior que dividieron el tiempo de juego entre Tomás Nido y Patrick Mazeika. En el 2022, solo permitió cinco Passed Balls en 83 juegos con los Cerveceros de Milwaukee.
El venezolano estaría en la puja por la titularidad, junto al estadounidense James McCann, que ha mostrado ser un buen toletero con el bate, pero las lesiones han truncado su paso por Nueva York. En el caso de Álvarez, Omar Narváez podría convertirse en un mentor del criollo para acelerar su proceso de desarrollo en el Big Show.
Por ahora, los Mets blindan a sus receptores con la llegada de Narváez, que junto a Álvarez, Eduardo Escobar, Carlos Carrasco y Luis Guillorme engrosan la lista de venezolanos en el equipo de la Gran Manzana.