Frederlin Castro
Ya son cinco las campañas de Gleyber Torres en el mejor beisbol del mundo en las que ha demostrado el talento y la disciplina que desde pequeño, su padre Eusebio Torres, le inculcó durante su etapa en el beisbol menor.
El bate de Torres es un arma que el venezolano dio a conocer en sus dos primera campañas con los Bombarderos del Bronx y a pesar de que esta temporada ha pasado por cierto altibajos, en el mes de septiembre de la presente temporada ha demostrado porque llegó a ser el prospecto #1 de los Yankees.
Tuvimos la oportunidad de conversar en exclusiva con Eusebio Torres, padre del segunda base venezolano de los Yankees, sobre como fue el crecimiento y desarrollo de Torres en el beisbol menor.
¿Cómo fueron los primeros pasos de Gleyber Torres en el beisbol menor?
R- Gleyber comenzó a los cinco años con la divisa “Aguiluchos”, ubicada en La Carlota, allí comenzó Gleyber sus actividades deportivas. En sus primeros años se pensaba en su momento que esto era una actividad deportiva que fuera de la mano de la actividad académica, que, si bien es cierto, él iba a estudiar, también yo quería que tuviese un lugar donde el practicara un deporte, en este caso el beisbol, porque a mí me ha gustado el beisbol desde que tengo uso de razón.
Pero viviendo en un barrio donde las cosas no son fáciles, teniendo tanto peligro en la calles, yo no quería tenerlo en la calle sino que en sus momento libres practicara el beisbol pero en algo organizado, por eso fuimos a La Carlota y lo ingresamos allí donde estuvo en las categorías: Semillero, Preparatorio, Pre infantil, Infantil, en la categoría infantil lo cambié a la divisa Cumbres, en Cumbres de Curumo, pensando en su crecimiento como deportista y allí terminó ese espacio del beisbol menor.
¿Cuál cree usted que la fue la clave en la formación como pelotero de Gleyber Torres?
R- La clave en la formación de Gleyber como pelotero para mí es el trabajo en el hogar. La verdad es que nosotros hicimos que amara ese deporte con el apoyo de su mama y yo, hicimos que el fuera agarrando ese amor por el deporte con el cumplimiento y la responsabilidad. Gleyber nunca faltó a una práctica, nunca faltó a un juego de beisbol menor, siempre estuvo allí media hora antes, una hora antes, como fuera él llegaba a sus prácticas o a sus juegos donde fuera, y allí nosotros le fuimos creando ese compromiso y él fue tomando ese amor al deporte.
En la práctica nació con un don que lo fue desarrollando a medida que iba trabajando. Desde niño yo me lo llevaba a los campos de beisbol o de softball donde yo jugaba y antes de jugar practicaba siempre con él, le daba guías de como lanzar la pelota, como atajar, le dedicaba tiempo y siempre lo hice en las tardes para que el fuera mejorando. Le busqué espacios con instructores de bateo personalizados para que el fuera mejorando en la parte del bateo, algo fundamental en el beisbol. La familia es algo fundamental y esa es la clave del éxito de Gleyber.
¿Utiliza el mismo mecanismo de aprendizaje aplicado a Gleyber con los jóvenes de la Academia?
R- Si de alguna manera sí, porque yo permito que los padres estén en los entrenamientos, Todo aquel que pueda estar viviendo el desarrollo de su hijo yo le permito que esté allí cerca, en los juegos los padres están, y eso aplicó con mi hijo, funcionó y yo dejo que pase.
¿Cuál fue esa etapa en la que vio explotar el talento de Gleyber que lo convertiría en pelotero profesional?
R- A la edad de los nueve años, yo vi en Gleyber ese joven que podía llegar fácil al beisbol profesional, no sé si a las Grandes Ligas en ese momento, pero al beisbol profesional sí, lo pensé, se lo dije a su mamá, se lo dije a su madrina Zulay Palacios, oye Gleyber tiene talento. Yo lo veía entrenando, lo veía en los juegos, lo analizaba y hacía cosas realmente espectaculares. Era un niño con un talento especial, todo lo hacía ver fácil y eso me permitió a mi como padre, siempre manteniendo el norte y siendo objetivo decir estas palabras, “Gleyber va a jugar beisbol profesional”.
Gleyber siempre ha sido un pelotero que ha venido de menos a más. Gleyber pasó de ser un niño que jugaba en preparatorias con hormiguitas, tirando piedritas en el dugout y recibiendo muy pocas oportunidades porque él no estaba enfocado, a ser un niño que era refuerzo fijo del Estado Miranda para todos los nacionales a partir de la categoría Pre infantil, siendo primera edad o segunda edad y todo esto fue progresivo año a año iba mejorando hasta el punto que Gleyber fue escogido por una gran academia como Ciro Barrios Sport en Turmero, Estado Aragua.
Allí hizo su desarrollo, regresando de un Panamericano en Nicaragua donde quedaron campeones en 2010, en ese momento ingresó a la academia y siguió ese proceso de desarrollo, convirtiéndose en 2013 en el pick #1 venezolano, la mejor firma y el pelotero #1 del país para la clase 2013 y #2 en el mundo porque luego lo llevaron a Dominicana a un evento de los mejores 50 talentos del mundo y Gleyber quedó en la posición #2, solamente superado por Eloy Jiménez, quien juega hoy en día con los Chicago White Sox.
