José Alvarado no tuvo el mejor inicio de temporada, a tal punto que fue enviado a la Filial Triple A de los Filis de Filadelfia. En el mes de mayo, tuvo efectividad de 11.00 y fue enviado a las menores para lidiar con su control. Un "lanzallamas" que no sabe a dónde va la pelota es un serpentinero que es muy castigado si no logra su mejor forma.
Su agente le recomendó trabajar con un psicólogo para mejorar su aproximación al juego. Al principio, fue difícil para José Alvarado y así lo aseguró en una entrevista para The Athletic. “Como ser humano, a veces dudas un poco en hablar con alguien así. Entonces, al principio, no lo hice”, explicó el venezolano. Tardó en aceptarlo, pero finalmente tomó la decisión de hablar con un coach motivacional.
El profesional que está radicado en España, generalmente trata con futbolistas. Sus sesiones son muy tarde en la noche o bastante temprano antes de los juegos. “Cuando comenzamos la clase, fue muy difícil”, explicó Alvarado. “Pero, en este momento, es normal”, aseguró.
Pero en las menores todo comenzó a mejorar y en junio ya estaba de vuelta con el equipo grande. Con mucha más apertura para abordar a los coaches, le pidieron que lanzara con más frecuencia su recta cortada. Aun cuándo su recta llega a más de 100 millas por hora. Al principio esto confundió a Alvarado, pero trató de no pensar mucho en la lomita. Uno de los principales consejos de su terapia.
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Luego del ajuste, José Alvarado se mantiene con efectividad de 2.22 y es uno de los relevistas más confiables en el bullpen de los cuáqueros. “Todo el mundo tiene problemas”, dijo Alvarado. “El béisbol no es fácil. Cuando te despiertas, tienes una oportunidad ese día. Abres los ojos, estás respirando, se trata de ese día. No rendirse nunca", finalizó.