Luis Alvarado De Sousa / @AlvaradoDeSousa
Clayton Kershaw se subió a la lomita por primera vez en su carrera en Minnesota. Los Dodgers en su visita al Target Field, le encomendaron al veterano zurdo, la responsabilidad de abrir el juego luego de mantenerse cautelosos en el Spring Training.
Sin embargo, Clayton Kershaw se mostró intratable inning a inning ante los bateadores de los Mellizos. Fue acumulando entradas y los contrarios no habían conectado un hit, ni siquiera negociado un boleto. Kershaw se mantenía impasible en la lomita y retiró rápidamente el séptimo episodio. Estaba con una cuenta cercana a los 80 lanzamientos y todo podría indicar que seguiría en el encuentro.
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Pero el manager Dave Roberts decidió quitarle la bola, para que el relevista Alex Vesia se encargara del octavo tramo. Clayton Kershaw parecía contento luego de su aparición en el clubhouse y lejos de estar disgustado por su salida. Si hay un hito faltante en la brillante carrera del veterano serpentinero, es alcanzar un Juego Perfecto.
Porque ya ha lanzado un no-hitter en su carrera, fue el 18 de junio del 2014, ante los Rockies de Colorado. Pero en la historia de las Grandes Ligas, sólo se han logrado 23 juegos perfectos. Félix Hernández mantendrá un tiempo más el trono sobre el último juego perfecto que se ha lanzado en Las Mayores. Luego de la salida del zurdo, Gary Sánchez con un indiscutible cerró la faena de los Dodgers en el Target Field.
Mucho se puede analizar de la decisión de Roberts, aunque no es la primera vez que retira a un lanzador bajo su mando, que está lanzando un Juego Perfecto. Ya lo hizo en el año 2016, cuándo Rich Hill estaba lanzando perfecto contra los Marlins de Miami. El veterano ha sufrido varias lesiones graves en el pasado y esta decisión pasa por el factor del Spring Training acortado, junto a su historial de dolencias.
Rich y Kershaw se convirtieron en los dos únicos lanzadores en ser retirados de un Juego Perfecto de más de siete entradas, desde al menos el año 1901. Esto según datos de la cadena Sportsnet. La línea final, que quedará para el recuerdo fue de siete entradas, sin hits, boletos o carreras. Trece abanicados a la cuenta del legendario zurdo de los Dodgers.