Este 31 de enero cerró el primer mes del año, pero a la vez comenzó uno de los eventos más esperados en el mundo del beisbol, con una nueva edición, la número 67 de la Serie del Caribe. República Dominicana y Venezuela se medían en Mexicali para el encuentro inaugural.
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Por la delegación venezolana, representada por Cardenales de Lara, el abridor fue Máximo Castillo, quien contó con la responsabilidad de mantener a raya a la peligrosa ofensiva de Leones del Escogido. Una tarea que cumplió a cabalidad el derecho.
Fueron seis las entradas en las que se mantuvo sobre el montículo. Una de las razones de su duración en el compromiso fue el hecho de que había maniatado a los bateadores rivales. Estos, que contaban con Robinson Canó y Gustavo Núñez, entre otros, solo tres hits y no recibió ninguna carrera. Además, ponchó a par de oponentes, sin dar boleto, lo que habla de su control en la lomita y el dominio de la zona de strike.
Máximo Castillo se fue sin decisión
Lamentablemente para él, abandonó el juego sin decisión, ya que el pitcher de Leones del Escogido, Brooks Hall, también se lució en su desempeño de 5.0 entradas, yéndose con el partido 0-0.
Esta actuación de Máximo Castillo es la continuación de lo que viene siendo un presente positivo para el lanzador de 25 añod e edad. En la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP), fue clave en el título de Cardenales de Lara, puesto que dejó una efectiviad de 3.51 en la ronda regular, con récord de 6-2. Mientras que en la Gran Final frente a Bravos de Margarita, registró una victoria en su única salida, con apenas una rayita permitida en 5.0 entradas de labor.