Los Yankees de Nueva York demostraron su poder ofensivo desde el inicio del juego frente a los Azulejos de Toronto. Fue un espectáculo de bateo que dejó boquiabiertos a los aficionados presentes en el estadio y a los espectadores que siguieron el encuentro desde sus hogares.
NOTAS RELACIONADAS
El primero en hacer temblar los cimientos del estadio fue Aaron Judge, con Juan Soto en primera base después de recibir una base por bolas cortesía de Kevin Gausman, el capitán de los Yankees tomó su turno al bate y no desaprovechó la oportunidad. Con un swing perfectamente ejecutado, el batazo de poder de Judge se elevó majestuosamente hacia el cielo, alejándose cada vez más de los límites del campo. El estallido del madero al impactar la pelota anunció la llegada del primer cuadrangular del juego, un monumental batazo de 425 pies que dejó sin aliento a la afición y permitió a los Yankees tomar una temprana ventaja en el marcador, con dos carreras en la pizarra.
Pero la exhibición de poder no terminó ahí. Giancarlo Stanton, otro coloso en el lineup de los Yankees, decidió unirse a la fiesta de cuadrangulares. Con la confianza en su swing y la determinación de ampliar la ventaja de su equipo, Stanton tomó su turno al bate y conectó un impresionante batazo que viajó a través del jardín central y derecho con una autoridad indiscutible. El cuadrangular solitario de Stanton no solo agregó una carrera más al marcador de los Yankees, sino que también reafirmó la dominancia ofensiva del equipo en ese momento del juego.
La combinación de poder y precisión de Judge y Stanton demostró una vez más por qué son considerados dos de los bateadores más temidos en las Grandes Ligas. Su actuación en el primer inning contra los Azulejos de Toronto dejó claro que, cuando estos dos titanes del béisbol están en la caja de bateo, cualquier cosa puede suceder.