Tras una clasificación agónica a los playoffs como décimos del Este a través del play-in, los Miami Heat se enfrentaban a un desafío de máxima exigencia ante el mejor equipo de su conferencia en la temporada regular, los Cleveland Cavaliers. La ausencia de Jimmy Butler, un jugador crucial en los momentos de alta presión y el motor anímico del equipo, representó un golpe estratégico y emocional considerable para Erik Spoelstra.
Debut y victoria
Los Cavaliers, bajo la dirección de un Kenny Atkinson que celebró su debut en playoffs con una importante victoria, mostraron una estructura de juego cohesionada y un equilibrio notable en ambos lados de la cancha que los Heat no lograron contrarrestar.
A pesar de los esfuerzos individuales de Bam Adebayo, quien aportó 24 puntos y 9 rebotes, y Tyler Herro, con 21 unidades, la falta de la polivalencia y el liderazgo de Butler se hizo evidente en el rendimiento colectivo de Miami.
La actuación estelar de Ty Jerome desde el banquillo fue un factor diferencial para Cleveland. El escolta, motivado por su nominación al premio al Mejor Sexto Hombre, deslumbró con 28 puntos en tan solo 26 minutos, incluyendo un último cuarto electrizante que terminó por desmoronar la resistencia de los Heat.
El respaldo ofensivo de las estrellas titulares de los Cavaliers, Donovan Mitchell (30 puntos) y Darius Garland (27 puntos), mantuvo un ritmo anotador constante que la defensa de Miami, sin Butler, no pudo contener eficazmente.
No Butler no party
La ausencia de Butler se tradujo en una menor capacidad de Miami para generar juego ofensivo consistente y para defender a los jugadores clave de Cleveland. Su habilidad para emparejarse con los mejores rivales y su instinto en los momentos decisivos son elementos insustituibles en el esquema de Spoelstra.
Sin él, la rotación de los Heat se vio más predecible y su capacidad para cerrar el partido en situaciones ajustadas se vio considerablemente mermada. Los Cavaliers, por su parte, exhibieron la solidez que los llevó a la cima del Este, controlando el ritmo del partido y castigando las debilidades de su oponente.