Chris Paul, una de las figuras más icónicas de la NBA y considerado uno de los mejores bases de todos los tiempos, ha dejado claro que su pasión por el baloncesto sigue intacta. En declaraciones recientes ofrecidas al periodista Marc J. Spears, Paul habló abiertamente sobre su deseo de continuar compitiendo al más alto nivel, incluso mientras se aproxima a un importante hito personal: su cumpleaños número 40, que celebrará en mayo.
NOTAS RELACIONADAS
Paul reflexiona sobre su carrera
“He cumplido casi 20 años en esta liga, pero todavía siento que tengo mucho que ofrecer”, comentó Paul. “Cumpliré 40 en mayo. Así que, sí, hombre, creo que seguiré jugando. Al final de cada temporada, evalúo todo. Evalúo jugar. Evalúo cómo se siente mi cuerpo. Pero a medida que pasan los años, hay más conversaciones con mi familia, con mis hijos. Ellos tienen mucho que decir. Tienen mucha influencia”.
Estas palabras reflejan no solo el compromiso del jugador con su carrera, sino también su enfoque reflexivo hacia el balance entre su vida profesional y personal. Para una estrella de su calibre, que ha demostrado ser un modelo de consistencia y excelencia a lo largo de dos décadas, estas deliberaciones anuales son esenciales para determinar cómo encarar los desafíos físicos y mentales que exige el baloncesto profesional.
Un legado que sigue creciendo
Chris Paul, conocido como "CP3", ha tenido una trayectoria impresionante desde que ingresó a la NBA en 2005 como la cuarta selección global del Draft. A lo largo de su carrera, ha sido seleccionado en múltiples ocasiones para el Juego de Estrellas, ha liderado la liga en asistencias y robos en varias temporadas, y ha sido reconocido como uno de los líderes más influyentes dentro y fuera de la cancha.
A pesar de no haber conseguido aún un campeonato, su impacto en el juego es innegable. Paul ha sido una pieza clave en todos los equipos en los que ha jugado, desde los New Orleans Hornets, Houston Rockets y Oklahoma City Thunder hasta los Phoenix Suns y, más recientemente, los San Antonio Spurs. Su capacidad para controlar el ritmo del juego, tomar decisiones en momentos críticos y elevar el rendimiento de sus compañeros lo convierten en una figura indispensable en cualquier equipo.
Con su longevidad en la liga, Paul se ha unido a un selecto grupo de jugadores que han desafiado el tiempo, adaptándose a las demandas físicas y estratégicas de un deporte en constante evolución. A medida que se acerca a los 40 años, su deseo de seguir compitiendo demuestra que su amor por el baloncesto sigue siendo tan fuerte como en sus primeros días.