Phil Jackson, un nombre sinónimo de éxito y misticismo en la NBA, rompió un largo silencio en redes sociales para expresar su descontento con el calendario de la liga. Su mensaje fue claro y directo: la NBA "vuelve a poner a prueba la fe poniendo varios partidos en Navidad y en el día de Pascua… son días sagrados".
Estas palabras, provenientes de una figura tan influyente, resonaron en el entorno del baloncesto, especialmente considerando su prolongada ausencia de la vida pública y de la propia liga desde su criticada etapa en los Knicks.
¿Una postura anticuada?
La crítica de Jackson se enfrenta a una realidad innegable: la jornada de Navidad es uno de los mayores escaparates mediáticos y de audiencia para la NBA desde hace décadas. Los partidos programados en este día generan un enorme interés y son una tradición para muchos aficionados.
De manera similar, aunque el Domingo de Resurrección no tiene la misma tradición baloncestística, coincidió este año con una jornada de playoffs, buscando maximizar la atención en una fase crucial de la temporada.
La pregunta que surge es si esta tradición de la NBA entra en conflicto con el respeto a las creencias religiosas. Para Phil Jackson, cuya profunda espiritualidad ha sido un rasgo distintivo a lo largo de su vida y su carrera (desde su infancia pentecostal hasta su "cristianismo zen"), la respuesta parece clara.
Su crítica no es aislada, ya que en 2023 ya había manifestado su alejamiento de la NBA por considerarla "demasiado política", lo que sugiere una visión conservadora sobre el papel del deporte en la sociedad.
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La NBA busca expandir sus horizontes
Sin embargo, la NBA, como un espectáculo de alcance global, busca llegar a la mayor audiencia posible, y programar partidos en días festivos, donde muchas personas tienen tiempo libre para ver televisión, es una estrategia comercial comprensible.
La liga argumentaría que ofrece entretenimiento para sus millones de seguidores en todo el mundo, muchos de los cuales no comparten las mismas creencias religiosas o no consideran estos días como "sagrados" de la misma manera.
La controversia generada por las palabras de Jackson abre un debate sobre el equilibrio entre el entretenimiento deportivo, los intereses comerciales y el respeto a las diversas creencias de los aficionados.
¿Debería la NBA priorizar el respeto a ciertas fechas religiosas, incluso si eso significa perder audiencia? ¿O su principal responsabilidad es ofrecer espectáculo a la mayor cantidad de personas posible, independientemente del día del calendario?
La postura de Phil Jackson, aunque minoritaria en el contexto actual de la NBA, invita a la reflexión sobre estos temas. Su legado en el baloncesto es incuestionable, y su opinión, aunque pueda parecer desentonar con la modernidad de la liga, tiene el peso de la experiencia y de una figura que siempre ha valorado la dimensión humana más allá del deporte.