Josué Porras Estebanot / @josuedporras
Los Angeles Clippers dieron una de las "campanadas" del inicio de la Primera Ronda de los Playoffs de la NBA, al derrotar a los Phoenix Suns por marcador de 110-115, en un duelo que se decidió en los últimos minutos de acción.
La gran figura del encuentro sin duda alguna fue Kawhi Leonard, estrella principal de Los Angeles Clippers, quien se echó el equipo al hombro ofensivamente, al anotar 38 puntos, con 13 tiros de campo en 24 intentos, además de cinco rebotes, cinco asistencias, un tapón y un robo de balón.
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Pese a la exhibición ofensiva de Leonard, todos los focos del encuentro se los llevó un compañero suyo: Rusell Westbrook. El expiloto de los Lakers es uno de los jugadores más polémicos de la liga desde hace par de temporadas, y ayer dio bastante de qué hablar en todos los aspectos.
Westbrook tuvo un partido terrible a la ofensiva, con tiros forzados y sin mucho sentido, por lo que solo logró anotar 3 de los 19 tiros de campo que intentó. Además, el "Brodie" solo logró anotar nueve puntos, por lo que en la ofensiva fue una resta para su equipo.
Lo curioso del rendimiento de Westbrook es que estuvo imperial en el resto de las facetas del encuentro. En la organización, el californiano repartió ocho asistencias, y tan solo perdió dos balones, por lo que ayudó con éxito a su equipo.
Además, Westbrook tomó 10 rebotes, dos de ellos ofensivos y en la parte final del encuentro, por lo que fueron de suma importancia. Defensivamente, Westbrook destacó con dos robos y tres tapones, logrando una defensa sobre Booker en los últimos 10 segundos de juego, que significó la victoria para los Clippers.
Westbrook también fue noticia por su comportamiento fuera de la duela, ya que al terminar el encuentro, se encaró con un aficionado de los Suns que habría irrespetado su apellido llamándole "Westbrick" en pleno partido.
El jugador de los Clippers tuvo una noche inolvidable, ya que a pesar de su rendimiento negativo a la ofensiva, fue clave para la victoria de su equipo, por lo que pudo silenciar a los que dudan o se burlan de él.