Redacción Meridiano
El 26 de octubre de 1984 sería el día donde la grandeza encarnaría en humano, y esa persona sería Michael Jordan. "Su Majestad" haría su debut oficial como jugador profesional en la NBA con los Chicago Bulls, donde dejó registros notables de 16 puntos, 7 asistencias, 6 rebotes, 4 bloqueos y 2 dobles.
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Sin duda su carta de presentación en la NBA fue la mejor, se esperaba que hiciera su salto al estrellato muy pronto, pero lo que nadie esperaba es que se convirtiera en la leyenda del baloncesto, considerado por muchos especialistas deportivos como el mejor jugador de todos los tiempos de este deporte.
Jordan se convertiría rápidamente en uno de los jugadores favoritos de los aficionados por su grandioso talento anotador y defensivo, además que cautivaba con su juego en el aire, logró disputar el All Star Game en su primer año, y conseguir llevarse el premio Rookie de la temporada.
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Luego de su debut y su primer año glorioso, vendría la prueba de fuego, y se trataba de guiar al equipo, una responsabilidad que poco a poco fue ajustando a medida que tomaba experiencia y que lograría hacer a la perfección. Recordemos que Jordan ganó seis campeonatos con los Bulls sin perder ninguna final, además ayudó a su equipo a registar el segundo mejor récord victorioso de la historia con un 72-10.
Pero como todo tiene su final, el retiro de Jordan se apreciaría en el año 2003 cuando jugaría su última temporada, en ese momento con los Washington Wizards, donde daría paso a nuevas estrellas, pero dejando un legado y un impacto inigualable en el baloncesto.