El inicio de temporada del Miami Heat en la NBA, hasta ahora, no ha sido el esperado y tiene un síntoma muy evidente que ha jugado en contra de las aspiraciones de victorias del equipo: el último cuarto.
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Este dato es contundente para explicar el porqué Miami se encuentra con récord negativo (tres victorias y cuatro derrotas) y en la décimo primera posición de la tabla general de la Conferencia Este. De esos siete juegos, solo en uno logró hacer más puntos que su rival (contra Milwaukee) y es un signo que los ha acompañado desde el primer compromiso, en el que en ese cuarto se cayó la ofensiva y solo anotaron 20 puntos, en comparación de los 27 de los Pistons; lo que casi le cuesta abrir la temporada con caída (103-102).
Eso ha sido una constante (su último cuarto) que se repitió en el segundo juego contra Boston (23-32), en el tercero contra Minnesota (26-17), en el quinto juego contra Brooklyn (34-22), en el sexto frente a Washington (33-20) y este martes con los Lakers (28-18).
Que Miami no pueda mantener el ritmo de puntos en ese último tramo de los duelos los ha afectado, incluso, en las tres victorias, que han sido dos por resultados cortos: 103-102 contra los Pistons y 108-107 contra Los Lakers.
Otro dato revelador de los Heat es que ha llegado ganando al último cuarto en dos de sus cuatro derrotas, pero no pudieron conducir mejor el cierre de cada enfrentamiento.
Su entrenador Erik Spoelstra es consciente de este mal en el equipo y así lo manifestó al finalizar el juego contra Los Ángeles de Lebrom James: "No voy a deprimirme por esto. Es una buena victoria. Obviamente, tenemos que limpiar algunas cosas".
A su vez, le atribuye a "la toma de decisiones al final" de lo que carece su quinteto para cerrar cada duelo. Este miércoles tendrán una oportunidad para empezar a encarrilar esta situación frente al peor equipo de la Conferencia Oeste de la NBA: Grizzlies de Memphis, que marcha último y con récord de 1-6.