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De acuerdo a los expertos, el hígado está relacionado con al menos 500 funciones orgánicas. Algunas de ellas, están relacionadas con la producción de ciertas proteínas necesarias para el plasma sanguíneo y el transporte de las grasas en el cuerpo.
Además, permite el almacenamiento de sustancias y el procesamiento de la hemoglobina para la distribución del hierro. Mientras que, las personas adictas al alcohol pueden presentar enfermedades como cirrosis, acompañada de varios síntomas, entre estos: somnolencia, inflamaciones y ojos amarillentos.
Ahora bien, ¿es posible revertir las secuelas de un hígado afectado? Sí, es posible. Los especialistas aseguran que, interrumpiendo la ingesta por un lapso de 2 a 3 semanas, pueden evidenciarse mejoría en el aspecto y funcionamiento del órgano.
También, las personas con inflamación hepática o cicatrices leves perciben una reducción considerable de grasa una semana después de iniciar el tratamiento.
De igual modo, la abstinencia es crucial para revertir daños graves. La función hepática puede optimarse y reducir el riesgo de padecer otras enfermedades crónicas como el cáncer, presión arterial, cardiopatías y, accidentes cerebrovasculares.
Aunque no es algo nuevo, los especialistas recomiendan una vida saludable que incluye una dieta equilibrada, rutina de ejercicios y evitar el consumo de alcohol. En su defecto, la ingesta moderada puede convertirse en el primer paso para la autocuración.