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Este fin de semana se puso en marcha la edición 2023/2024 de la liga de fútbol profesional de Arabia Saudita, la “Saudi Pro League”. Sin embargo, una inversión sin precedentes de cientos de millones de dólares para seducir a las grandes estrellas mundiales, hizo que estos últimos meses no se hablara de otra cosa.

Ahora bien, la gran pregunta es: se trata de un “boom” efímero como ocurrió en China hace cinco años? O llegó para quedarse y establecerse en el tiempo?.

Desde que el portugués Cristiano Ronaldo firmaba por el Al Nassr en enero, se podía intuir que habría un antes y un después en el fútbol de ese país, lo que era totalmente impredecible, era que fichajes de ese calibre podrían replicarse exponencialmente, alterando el mercado de pases de jugadores para siempre.

A los pocos meses, el Al Ittihad se coronaba campeón por primera vez desde 2009 y días después anunciaban la contratación del francés Karim Benzema, actual Balón de Oro, lo que advertía un cambio sísmico en el juego de poder del fútbol.

Pero muchos no tienen claro cuál es el origen y la intención tras este plan de llenar de estrellas esta liga. Históricamente, los clubes árabes no se operaban de manera muy profesional, principalmente porque no lo necesitaban. Los costos siempre estaban cubiertos y las deudas saldadas por el estado. En 2018 entra en juego la figura del Príncipe Heredero Saudí, Mohammed Bin Salman, la cabeza visible detrás de todo este proyecto, y quien preside un “Fondo de Inversión Pública” que cuenta con 700 billones de dólares de la riqueza soberana saudí, con lo que logró tener participación mayoritaria en los cuatro principales clubes, de las ciudades más importantes del país Riyadh y Jeddah, y así nacionalizar al Al Nassr, Al Ittihad, Al Hilal y el Al Ahli, con la intención de colocarse “entre las 10 mejores ligas del mundo”. Todo esto como parte de su plan “Visión 2030” que busca con el deporte la diversificación de una economía petrolera y hacer un país más moderno y atractivo a turistas e inversores extranjeros.

Se busca tener un “futuro sustentable” y como parte de la estrategia nombraron al ex mundialista nigeriano Michael Emenalo como Director de Fútbol de la liga. Poder contar con figuras de renombre mundial como Cristiano, Benzema o Firmino, más allá de lo que hagan con el balón, también suma la atención de sus millones de fanáticos y seguidores en redes sociales, lo que incide en la venta de derechos de transmisión de los partidos de la liga (ya anunciada con bombos y platillos) y de patrocinio, principalmente desde fuera del país.

Las ligas europeas no vieron venir esta ola, y si bien algunos sectores se han quejado por el desequilibrio en el mercado de fichajes, aún no consideran esta irrupción como “peligrosa”. La comparación más directa puede hacerse con China, que en la temporada 16/17 fue la liga que más gastó en todo el mundo, pero luego las autoridades en Beijing aplicaron restricciones para todo el dinero que saliera del país y junto a la contracción económica mundial y la pandemia por COVID-19 acabaron con el despilfarro y hoy sus clubes están más preocupados por sobrevivir financieramente que por gastar.

La liga árabe siempre ha sido difícil de pronosticar en lo deportivo, hoy es aún más complicado vaticinar si este boom podrá mantenerse en el tiempo o si simplemente será un capricho momentáneo de quienes la manejan y toman las decisiones. Solo el tiempo lo dirá.

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