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La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que cambiarán los términos utilizados para referirse a los patógenos transmitidos por el aire y que son los principales responsables de diversas enfermedades como la tuberculosis, la gripe, el sarampión y el Covid-19.
En este sentido, la idea es emplear las mismas denominaciones a nivel mundial y así evitar confusiones, tales como la ocurrida durante la pandemia. En aquella ocasión, la extensa variedad de terminologías de los especialistas generaba confusión y malas interpretaciones por parte de la población. Esto, ocasionó que el máximo ente de salud consultara a cuatro grandes agencias sanitarias como son las agencias de control y prevención de enfermedades de África, Europa, China y Estados Unidos.
Por ende, los especialistas llegaron a una premisa común: utilizar la misma terminología a nivel mundial, para describir a los patógenos transmisibles en el aire en situaciones clásicas. Una de ellas, es la más común hoy en día, se origina cuando los individuos son infectados por partículas en el aire a través de la nariz y la boca, cuando hablan, cantan, escupen, tosen o estornudan. Desde ahora, pasarán a ser denominadas como “partículas infeccionadas respiratorias”.
“La terminología acordada para los patógenos que se transmiten a través del aire ayudará a establecer un nuevo camino, para las agencias de investigación y de las intervenciones de salud pública, ya que ayudará a identificar, comunicar y responder a los patógenos nuevos y existentes”, aseveró la OMS.
Mientras que el Dr. Jeremy Farrar, director científico de la OMS, aseveró que la nueva denominación facilitará al abordaje de diferentes enfermedades. “Ayudará a abrir un nuevo camino para las agendas de investigación y para la puesta en práctica de intervenciones de salud pública destinadas a la detección y notificación de patógenos existentes y nuevos, así como a la respuesta frente a ellos”
Este resultado, se obtuvo gracias al proceso de consultas y debates de científicos a nivel mundial, quienes fueron coordinados por la OMS. Las etapas posteriores incluyen investigaciones técnicas y multidisciplinarias, así como la evaluación del impacto en los descriptores actualizados.