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El emblemático árbol del Rockefeller Center ya adorna la ciudad de Nueva York, marcando el comienzo de una de las celebraciones más esperadas del año. Este abeto noruego de 23 metros de altura fue donado por la familia Russ, desde East Greenbush, y simboliza la llegada del espíritu navideño al corazón de Manhattan, su instalación anual es una tradición que data de 1933 y continúa atrayendo a miles de visitantes de todo el mundo.
El árbol seleccionado para 2025 tiene 75 años de edad y más de seis décadas en la misma propiedad familiar. Para Judy Russ, su donante, la emoción es doble: no solo porque su árbol se convierte en un símbolo global, sino también porque representa la historia y los recuerdos compartidos por su familia. “Es una manera hermosa de crear nuevos recuerdos y compartir la alegría de la Navidad con todos”, expresó con orgullo.
La selección del árbol estuvo a cargo de Erik Pauze, jardinero jefe del Rockefeller Center, quien lleva más de 30 años eligiendo el abeto ideal. Pauze explicó que busca un árbol que inspire calidez y felicidad, uno que “te gustaría tener en tu casa, pero en versión gigante”. Descubrió el abeto de los Russ gracias a una fotografía enviada por un supervisor de seguridad, y de inmediato supo que cumplía con todas las características necesarias.
El tradicional encendido de luces del árbol del Rockefeller Center se llevará a cabo el miércoles 3 de diciembre, entre las 7:00 y 10:00 de la noche, con transmisión en vivo por NBC. Este espectáculo incluirá presentaciones musicales y la colocación de la famosa estrella de Swarovski, diseñada por el arquitecto Daniel Libeskind.
La estructura destacará por:
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Pesar 408 kilos.
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Medir 2.7 metros de diámetro.
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Tener 70 puntas recubiertas por más de 3 millones de cristales.
El árbol contará con 50,000 luces LED conectadas por casi 8 kilómetros de cable, que iluminarán el Rockefeller Center y sus alrededores. Quienes visiten el mirador Top of the Rock del 4 de diciembre al 10 de enero podrán disfrutar de una vista exclusiva del espectáculo navideño. Este evento anual no solo atrae a neoyorquinos, sino también a turistas que viajan desde distintas partes del mundo para presenciar la ceremonia.
Cuando finalice la temporada el 10 de enero, el árbol no será desechado. Desde 2007, el Rockefeller Center dona su madera a la organización Habitat for Humanity, que la utiliza para construir viviendas en distintas ciudades de Estados Unidos. De esta manera, el árbol continúa siendo un símbolo de esperanza, solidaridad y renovación incluso después de que se apagan sus luces.