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Beisbol Grandes Ligas

¿Suerte de los Bravos o infortunio de los Dodgers?

Por Meridiano

Jueves, 21 de octubre de 2021 a las 03:18 pm

Gonzalo Urgelles R. | @GnzaUrglls

A comienzos de temporada, no había dudas para nadie que el principal rival a vencer en las Grandes Ligas era, el flamante campeón, Dodgers de Los Ángeles.

En el transcurso del calendario, el equipo azul demostró que no eran especulaciones y que sí contaban con un verdadero trabuco. Hay que destacar el hecho de que en la temporada muerta el equipo había hecho una incorporación de lujo, al sumar a su rotación a Trevor Bauer.

La vida personal del premio Cy Young 2020 de la Liga Nacional, lo apartó del montículo temprano en la temporada. Aun así, el mánager Dave Roberts contaba con una envidiable rotación. Además, en el mercado de mitad de temporada se blindaron al adquirir, vía cambio, a Max Scherzer y Trea Turner, desde los Nacionales.

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Nadie contaba con que los Gigantes de San Francisco tuvieran la temporada que firmaron y que pelearían el primer lugar de la división hasta el último día, incluso resultando campeón del Oeste en el viejo circuito. Esto condenó a los Dodgers a clasificarse por la vía del comodín.

En una vibrante Serie Divisional, la maquinaria azul despachó a los Gigantes. Le tocaba enfrentarse a los Bravos de Atlanta en la Serie por el Campeonato.

El infortunio de haberse metido en los papeles por el camino del ‘Wild Card’, obligó a Los Ángeles a ir como el visitante a dicha serie. Atlanta tenía la ventaja de comenzar en casa, pese a tener un récord inferior, ya que fue el campeón del Este.

Factor suerte. La suerte ha tenido un rol protagónico en esta serie; los dos primeros encuentros se definieron con batazos de ‘walk-off’ de los Bravos, para dejar en el terreno y poner contra las cuerdas a Roberts y compañía.

La fortuna ya le había jugado en contra a los Dodgers con el hecho mencionado de partir con desventaja en la serie, a pesar de haber tenido un mejor desempeño a lo largo del año.

Nadie puede negar que, hasta el tercer juego, esta serie había sido absolutamente pareja, no apta para pacientes cardiacos. Como mencionamos, los dos primeros choques se definieron con un batazo en la novena entrada para dejar en el terreno; el juego tres se decidió en el octavo, con una reacción de última hora de los Dodgers.

Las cuentas del Rosario. Los Bravos de Atlanta han tenido todas consigo, su ofensiva ha respondido en momentos claves y eso siempre será algo determinante.

Eddie Rosario bien podría ser el principal responsable. El boricua está bateando para .588 puntos de promedio, tiene seis carreras impulsadas, cinco anotadas y acumula .632 de porcentaje de embasado.

‘Edisito’ ha sido la pieza fundamental para que el engranaje de estos Bravos ande tan fino por estos días. En el juego dos, ligó cuatro inatrapables en cinco turnos, anotó una carrera en el octavo (para empatar el juego) y remolcó –con sencillo en el noveno– la carrera de la victoria.

El cuarto juego Rosario se lo tomó para él solo. Misma cantidad de imparables, en misma cantidad de apariciones al plato que en el segundo choque; pero con mayor impacto. El puertorriqueño remolcó cuatro rayitas y anotó tres, de las nueve que tuvo su equipo. Además, largó sendos cuadrangulares en el primero y en el noveno tramo.

Si se eligiera hoy al Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, sin duda sería Eddie Rosario.

Letargo colectivo. Sumado a la explosividad de los Bravos, está el hecho de que Los Ángeles no ha sabido, o no ha podido reaccionar. En el cuarto juego solo cinco Dodgers llegaron a salvo a la inicial; tres por sencillo –uno de Pujols como emergente– y uno por pasaporte.

El pitcheo de los Bravos se combinó para no permitir hits a los californianos hasta el quinto capítulo. En la misma página se encuentra un Julio Urías, al que el temple mostrado toda la campaña lo abandonó cuando más lo necesitaba.

El mexicano trabajó por espacio de cinco entradas, en las que permitió cinco carreras limpias y le conectaron ocho incogibles, entre ellos tres vuelacercas.

¿Acuña? Atlanta sufrió en julio la baja de una de sus figuras de más renombre, la del venezolano Ronald Acuña Jr. Para suplirlo, la gerencia se movió y trajo –vía cambio desde Cleveland–, precisamente, a Eddie Rosario.

En la temporada regular, Rosario no tuvo malos números, pero tampoco fue que llenó el vacío ofensivo que dejó el venezolano. El boricua ligó para .271, con siete bambinazos y 16 fletes en 33 juegos.

Ciertamente, Brian Snitker echó en falta la presencia de ‘El de La Sabana’, sobre todo en el desenlace de la temporada, cuando los Filis de Filadelfia amenazaba con quitarle la corona divisional.

No obstante, el poder contar con Rosario en la postemporada ha sido un alivio para el estratega, el sobresaliente performance que ha dejado el patrullero tiene a los Bravos a tiro de disputar su primera Serie Mundial desde 1999.

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