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Finalmente Jeter, Walker, Simmons y Miller son inmortales

Por Meridiano

Miércoles, 08 de septiembre de 2021 a las 02:36 pm

Harold Capote Fernández | @batesbeisbol

 

Después de todo, la prolongada espera valió la pena en todo el estricto sentido de la oración.

El día fue absolutamente apropiado, idílico y digno. Un brillante sol iluminaba de manera radiante no solo a la localidad de Cooperstown, sino también a los nuevos integrantes del Templo de los Inmortales del máximo nivel de la pelota.

Finalmente Derek Jeter, Larry Walker, Ted Simmons y el fallecido Marvin Miller forman parte perpetua de la historia de la MLB.

La espera fue ansiosa para cada uno de ellos.

En el caso de Jeter porque incluso antes de su retiro, se consideraba él podía ser el primer eterno elegido por unanimidad. Para esto solo le faltó un voto (al igual que Ken Griffey Jr. en su momento) en las votaciones de 2019.

Walker por su parte, vivió una estadía algo incómoda de 10 años en las papeletas de la Asociación de Escritores de Béisbol de Estados Unidos (BBWAA por sus siglas en inglés), esa es la cantidad tope de tiempo que puede permanecer un aspirante en esa instancia antes de que su postulación sea remitida al Comité de Veteranos.

Para Simmons el tiempo de aspiración fue aún más largo, 31 años, antes de que el Comité de la Era Moderna del Béisbol le otorgase su nicho en Cooperstown.

Derek Jeter, por siempre el gran Capitán

Una carrera de 20 años en las Mayores, siempre con los Yanquis y cinco títulos de Serie Mundial, son solo el abreboca del perfil de este jugador, que sin ser el más talentoso de su generación, poseía cualidades extradeportivas que lo hicieron único.

Su capacidad de liderazgo positivo, deseo de competir para ganar, la habilidad de aprender de otros, hicieron del Mulo número 2 un jugador que se distinguió del resto.

Precisamente ese carácter competitivo deseoso de éxitos le hizo comulgar y mantener una buena relación con un personaje tan difícil como George Steinbrenner, el recordado Jefe de los Bombarderos quien exigía muchísimo de todo el personal de la organización con el fin único de ser campeones todos los años.

En su discurso de exaltación, Jeter le recordó con estas palabras:

“Poder jugar partes de 23 temporadas con una sola organización, la única para la que quise jugar, fue gracias al Jefe y su familia (…) Todo el mundo habla de lo difícil que es jugar en Nueva York y especialmente con los Yanquis. Y el Jefe te retaba y a veces, te hacía pasar vergüenza a nivel público. Pero lo hacía para sacarte lo mejor”, recalcó.

“Él quería saber si yo tenía lo que se necesitaba para jugar en y al final ser líder de los Yankees. Pude tener éxito, porque tuvimos una mentalidad compartida: Lo único que importaba era ganar”.

Larry Walker, el muchacho aspiraba jugar al hockey

En Canadá el hockey representa lo que para Venezuela o República Dominicana significa el beisbol, es decir el máximo deporte e incluso la aspiración de una carrera profesional, y eso anhelaba Larry Walker en sus años adolescentes.

Al quedar ese sueño truncado, las circunstancias se dieron para que llegara el Rey de los Deportes, y vaya que fue un giro especial y apropiado del destino, pues sus cualidades para esta disciplina no solo eran naturales, es que también eran extraordinarias.

Y precisamente ese talento le llevó a las filas de los Expos de Montreal, elenco que hoy existe con otro nombre y asentado en otra ciudad. Para el otrora jardinero un nuevo sueño es ver al poblado de su primer equipo con una nueva franquicia de Grandes Ligas, así lo hizo saber en su discurso de entronización:

“A los fans que esperan que su equipo vuelva a Montreal, me uno a ustedes con la esperanza de que Grandes Ligas vuelva a su bella ciudad”, expresó.

Este recio toletero recordó con especial cariño a la versión de 1994 de los Expos, malograda por el paro de jugadores que conllevó a la cancelación del Clásico de Otoño al que tenían muchas posibilidades de arribar:

“A todos los fans de los Expos y la gente de Montreal, fue un gran honor ponerme el uniforme de los Expos y representar mi país (…) Disfruté de muchos años en Montreal, ninguno mejor que con ese equipo de 1994. Perdimos todos ese año debido al paro laboral y nadie sabe qué hubiese pasado. Pero, de cualquier manera, aún trato de imaginarme cómo hubiese sido llevar una Serie Mundial a Quebec.

Con su llegada, ahora Canadá cuenta con dos inmortales de la pelota: Ferguson Jenkis y Larry Walker.

Ted Simmons, beisbol puro por las venas

Si hay dos adjetivos que definen la carrera de este exreceptor y primera base, esos son la constancia y el análisis que lo hizo un íntegro hombre de beisbol.

Además de su prolongada carrera de 21 años, hay que añadirle el tiempo en el que fungió como gerente general, director de desarrollo y scout de múltiples equipos de las Mayores.

Esa capacidad de análisis no solo definió su carrera global en el beisbol, sino también a parte de su discurso de exaltación, en donde aseveró, el deporte de los bates, guantes y pelotas eventualmente tendrá una regresión positiva al estilo de juego de más contacto, en el que se verán menos ponches:

“Nuestro juego puede cambiar y volver a lo de antes”, dijo el exreceptor estelar de los Cardenales, Cerveceros y Bravos. “Eventualmente, reaparecerá otro George Brett (exaltado al Salón de la Fama en 1999). Bateará .360, dará 40 cuadrangulares. Empujará 160 carreras. Se ponchará 75 veces. Negociará 100 bases por bolas. Su porcentaje de embasarse será de .420”.

“Nuestro juego es fluido. Los bateadores empezarán a vencer el shift. Y el péndulo oscilará de nuevo en la otra dirección. El juego evoluciona. Es sólo cuestión de tiempo”, indicó.

Marvin Miller, un incansable luchador

Para las nuevas generaciones este nombre puede ser del todo desconocido, pero su rol y éxito como representante sindical de los jugadores cambió por completo el beisbol.

Él fue uno de los artífices de que la agencia libre llegase a las Grandes Ligas, un pleno logro muy difícil de alcanzar debido a la resistencia burocrática de los dueños de equipo a mediados de los años 70.

Marvin Miller fue punta de lanza para enterrar para siempre a la Cláusula de Reserva, misma que ataba de por vida a un jugador a un mismo equipo, sin tener poder sobre los destinos de su carrera; visto de otro modo, Miller logró liberar al beisbol de una especie de esclavismo laboral.

  

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